Espontaneidad.

Ambos estaban sentados frente a una jarra helada de la mejor cerveza escocesa de importación. Sin hablar de nada en particular, simplemente mirando al vacío.

- Yo sigo diciendo que estás enamorado.
- ¿Sigues con eso? - respondió él. - Te he dicho que yo no puedo estar con una persona a la que no entiendo. No soporto que me de una de cal y otra de arena.

Se recostó en el respaldo de la silla y tomó un sorbo de su espumosa. Su amigo levantó la vista y buscó su mirada, él le evitaba pero no le sirvió de mucho. Cuando sus ojos se encontraron su amigo le habló con una claridad aplastante, destrozando todo aquel argumento que el tuviera para exponer.

- Te voy a decir una cosa muchacho. No hay que entender a las mujeres, solamente hay que quererlas.



Macarena Soler Alba - 2010

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